En 1940, siguiendo el ejemplo de Hitler, Mussolini llevó su pueblo a la guerra contra Polonia y Francia. La URSS fue el más despreciado enemigo de Hitler, el país que más sufrió en la guerra. En 1943 detuvieron el avance alemán a Stalingrado e iniciaron un contraataque destinado a acabar en las ruinas de Berlín. El vasto territorio ruso, la enorme población y los inviernos asesinos hacían muy difícil conquistar Rusia. Los rusos resistieron heroicamente. Muchos seguidores de Stalin estaban dispuestos a morir por la revolución, la segunda gran guerra era un hecho. Durante la Segunda Guerra los ingleses perdieron el dominio de su imperio, pero salvaron su honor. Lucharon solos, por meses, soportando bombardeos y penurias extremas, mientras Hitler consumía Europa. Hitler veía a Estados Unidos como la patria de los mediocres, filisteos sin autenticidad, sin historia, incapaces de ideales o grandeza. El desprecio enfermizo por la potencia norteamericana fue el factor más decisivo de su caída. Estados Unidos estaba protegido por dos mares, era dueño de grandes recursos y no dependía tecnológicamente de nadie. Esto le dio la ventaja necesaria para vencer. EE.UU se convirtió en la potencia más letal del mundo con el bombardeo atómico, pero la victoria la convirtió en la más brillante.
Fue aquel año de 1940 la invasión nazi a Francia y a los países bajos. Los ingleses rescataron a trescientos mil soldados del puerto francés de Dunkerque. Hitler suspendió el ataque y Churchill prometió no rendirse. En marzo de 1940 Mussolini quería la guerra pero su pueblo no. Se juntó con Hitler y prometió soldados para el ataque a Francia. El 10 de junio le declaró la guerra a los aliados. Después de la invasión polaca, Hitler esperó 7 meses para su próximo movimiento. El 9 de abril llegó a Noruega, al que sometieron en dos meses. Luego cayó Dinamarca. El rey y los ministros se escondieron en montañas nevadas, luego escaparon a Londres. Alemania había ganado una fuente inagotable de minerales y bases desde donde atacar a Gran Bretaña. Líderes franceses y británicos cayeron. Nacieron nuevos gobiernos, encabezados por Paul Reynaud y Winston Churchill. Cuando los alemanes atacaron Francia, Reynaud fue enviado a los campos de concentración nazi. Churchill se convirtió entonces en el máximo exponente británico de la intransigencia contra Hitler, fue símbolo de la determinación británica. Alemania tomaba por su parte Luxemburgo, Bélgica y Holanda, en una invasión tan rápida como cruel.
El 2 de mayo tanques alemanes entraron finalmente en Francia. La organización de defensa era pésima y los alemanes tenían por su parte más aviones. El 3 de junio, un mes después, doscientos aviones bombardearon París. Once días después los nazis entraron a la capital sin resistencia, marchando por los Campos Elíseos. El 16 de junio, Reynaud fue sustituido por el mariscal Henri Petain, hombre que el 22 firmó un armisticio. Parte del norte y del oeste francés serían zonas ocupadas. Petain trasladó la capital a Vichy y rompió relaciones con los británicos. Convirtió a la Francia ocupada en una dictadura fascista. De Gaulle, que había huido a Londres, fundó por su parte el movimiento Francia Libre, con exiliados y habitantes de colonias francesas que ayudaron a los aliados. La armada británica y la barrera natural del canal de la Mancha protegieron a Gran Bretaña de la guerra relámpago. Hitler sabía que tenía que destruir la RAF, la Real Fuerza Aérea, antes de invadir por mar. La aviación alemana intensificó la campaña a principios de agosto con incursiones diarias. Desplegaron mil 300 bombarderos y mil 200 cazas, pero los aviones alemanes estaban poco armados. Los cazas germanos operaban al límite de su alcance y las modernas estaciones de radar británicas impedían que el enemigo atacara por sorpresa. El 28 de agosto, los británicos sorprendieron a los alemanes y atacaron Berlín. Era el primer ataque a la capital, Hitler contraatacó temerariamente bombardeando centros de población como eran Londres, Liverpool, Coventry, incluso fue alcanzado el Palacio de Buckingham.
En septiembre, Alemania había perdido muchos aviones y Hitler aplazó la invasión por mar pero intensificó los bombardeos con la esperanza de que Gran Bretaña se rindiera. Así continuaron hasta junio de 1941, cuando la fuerza aérea alemana fue necesaria en Rusia. En agosto de 1940, la URSS se anexó 3 pequeñas naciones cómo eran Lituania, Estonia y Letonia. Desde mediados de ese año, los norteamericanos estaban dispuestos a ayudar a las víctimas de la agresión nazi. En septiembre, Estados Unidos le prestó a Churchill cincuenta destructores antiguos a cambio del derecho a construir bases militares en posesiones británicas del hemisferio occidental. Luego, de manera interna estableció el servicio militar obligatorio como medida defensiva. Roosevelt salió reelegido en aquellos días. Tras la invasión de Hitler, más de veinte mil judíos que vivían en Bélgica, Francia y Holanda escaparon a Suiza, España y Portugal, con la ayuda de ciudadanos solidarios que les daban documentos falsos y protección para llegar a países neutrales, la guerra era una epidemia en manos de un demonio llamado Adolf Hitler.
Año 1941
En 1941, el 7 de diciembre, Estados Unidos fue atacado en Pearl Harbor por fuerzas navales y aéreas japonesas. El Congreso por ello declaró la guerra a Japón. El ataque sorpresa del almirante Yamamoto resultó efectivo. Simultáneamente, los japoneses atacaron a los británicos en Malasia y Hong Kong e instalaciones americanas en Filipinas y Guam. El 8 de diciembre, el Pacífico estalló por la acción japonesa. Los líderes nipones creían que la guerra estaba por terminar. Gran Bretaña y EEUU no podrían resistir la voluntad militar de Japón. Hitler estaba de acuerdo: ahora no es posible perder la guerra, tenemos un aliado que no ha sido vencido en 3 mil años. El 11 de diciembre, Hitler declaró la guerra a Estados Unidos. También lo hizo Italia. Gran Bretaña se la declaró por su parte a Japón. Con EEUU en la lucha, el panorama de los aliados mejoró. El ejército alemán fue en ayuda del italiano ante las derrotas en África. Rommel fue enviado por ello a ese continente con órdenes de mantener posiciones contra los británicos. Fue ambicioso y logró avanzar.
En abril de ese año 1941 los alemanes tomaron Grecia y Yugoslavia. Los defensores británicos no pudieron hacer nada. Roosevelt firmó en agosto el tratado del Atlántico con Churchill. Era un pacto de paz que abogaba por la autodeterminación de todos los pueblos y prometía la destrucción de la tiranía nazi. Un mes después, en mayo de 1941, Hess, secretario de Hitler, fue a Escocia en misión de paz, decidida por sí mismo. El gobierno alemán declaró que estaba loco y los británicos lo encarcelaron. En junio Roosevelt y Churchill avisaron a Stalin que Hitler planificaba asaltar Rusia. Cuando comenzó el ataque, la relación británico-rusa cambió por completo. Se comprometieron a no firmar la paz separadamente con Alemania. Además, juntos invadieron Irán. Británicos y americanos suministraron ayuda a Rusia, era un momento muy importante, resistir o morir. El 22 de junio de 1941, tres millones de soldados alemanes atacaron la URSS a lo largo de un frente de 2800 kms. El ejército era el más grande del mundo con cuatro millones de hombres activos y tres millones en reserva. Pero tenían problemas como era tener aviones obsoletos y poseer una dirección militar débil. A pesar de las advertencias aliadas, Stalin no había movilizado sus tropas. Hitler esperaba por su parte conquistar Rusia en dos meses, pero los soviéticos resistieron con tenacidad y orgullo. Los invasores mataban sin piedad como se demuestra que comenzaron las primeras matanzas masivas de judíos. Los escuadrones fusilaban a cientos de hombres, mujeres y niños. Las atrocidades y el asedio a Leningrado, mientras, incitaron a los rusos a pelear más tenazmente. Comenzó en ese momento el invierno más duro en diez años. La nieve y la temperatura inmovilizaron a los vehículos alemanes y se congelaron los soldados que vivían en condiciones terribles. En diciembre los rusos jugando con un tiempo que les favorecía contraatacaron, obligando a los germanos a retroceder, la victoria alemana era cada vez más una quimera.
Año 1942-1943
Durante la primavera de 1942, las Fuerzas Armadas de Estados Unidos y Japón libraron dos batallas épicas que cambiaron el curso de la Segunda Guerra. Victorias en el mar de Coral y de Midway dieron ventaja a los aliados en el Pacífico. Ese mismo año los japoneses arrollaron el sudeste asiático. Durante el respiro alemán en cielos británicos, Gran Bretaña había fortalecido sus defensas aéreas y escuadrones de bombarderos. En abril de 1942, EEUU bombardeó Tokio en venganza por Pearl Harbor. Dieciséis aviones atacaron y ninguno volvió. El 20 de enero de 1942, los altos mandos nazis se reunieron por su parte para discutir la solución final al problema judío. El genocidio no había sido organizado bien. Los grupos de trabajo mataban a miles de judíos en Polonia y la URSS, pero se necesitaba gran cantidad de hombres y municiones. Los soldados sufrían ataques de nervios. La mayoría de los judíos habían sido enviados a guetos o a campos de concentración, pero no estaba decidido el destino final. Se resolvió mandarlos a todos hacia los campos en países del este, los sanos serían esclavizados. Se necesitaba obreros para la guerra. Además, implicaba que muchos desaparecerían por causas naturales. Pronto, los judíos y otros indeseables morirían en cámaras de gas en los campos. Tres mil judíos murieron en esos lugares.
Durante ese año, en el 1942, las tropas de Rommel en África fueron presionadas. El 27 de mayo de 1942, tres combatientes de la resistencia checa atacaron con una bomba a Heydrich, segundo SS, en Praga. Se produjeron represalias alemanas: asesinaron a varios centenares de judíos y allanaron hogares matando a familias enteras acusadas de colaborar con los asesinos. El 9 de junio, todos los hombres de Lídice mayores de quince años fueron arrestados y ejecutados en grupos de a diez. Mujeres y niños fueron enviados a campos de concentración. Mientras, en Francia, Petain construyó el régimen de Vichy según directrices fascistas. Promulgó leyes antisemitas y encarceló disidentes. En julio, trece mil mujeres y niños judíos fueron reunidos en un estadio deportivo de París en espera del destino final. En enero de 1943 cincuenta alemanes fueron asesinados en el gueto de Varsovia, mientras arrestaban a las víctimas para enviarlos a campos de concentración. Murieron mil judíos. El 19 de abril, llegaron dos mil soldados alemanes para deportar a sesenta mil judíos que quedaban en el gueto. Algunos combatientes resistieron durante semanas y lograron matar a unos cientos de nazis. El 8 de mayo se rindieron, la mayoría fueron asesinados o traicionados. El gueto fue extinguido, el proceso nazi contra los judíos era cada vez más cruel sobre todo al ver que el final de la guerra se acercaba y no les era favorable.
Ese año, Hitler intentó una contraofensiva en Rusia, pero los soviéticos resistieron. El Führer ordenó el alto al fuego el 17 de julio pero los soviéticos siguieron presionando. El 7 de mayo, el general Alexander comunicaba que había cesado toda resistencia al norte de África. Dos días después, los alemanes se rindieron. Cuando Rommel pidió a Hitler que dejara África, éste lo relevó. Los aliados seguían progresando e invadieron Italia en julio de 1943. Cien mil soldados del eje habían escapado. Mussolini acababa de ser depuesto. Los comandos nazis rescataron a los alemanes y pusieron resistencia a los aliados en Italia. A finales de año, De Gaulle tomó el liderazgo de la resistencia francesa contra los alemanes. Ese año Gran Bretaña dirigió tropas en Birmania tras los japoneses y Checoslovaquia firma un pacto con Rusia contra Alemania. Así se convertirían en aliados de post guerra. Sin darse cuenta el país invadido por los nazis se convirtió en el primer ladrillo de un muro que los soviéticos levantarían entre ellos y occidente. Einsehower, comandante de las fuerzas americanas en Europa, comenzó en diciembre de 1943 a planear la invasión de Normandía. También obtuvo triunfos en África, Sicilia e Italia. Después que EEUU entró en la guerra, Hitler tomó el mando militar en persona. Tomaba decisiones irracionales. Ordenó a sus soldados resistir al ataque soviético de más de cinco millones de soldados. Fueron aplastados. En el verano y el otoño del 43, los ataques aliados mataron a cuarenta mil personas en los bombardeos de Ruhr, Hamburgo y Berlín, Hitler había perdido el norte y la suerte ya no le era favorable, muchos hablan que el Parkinson fue un motivo de sus malas decisiones, pero son solo especulaciones.
Año 1944-1945
El día D fue la mayor invasión marítima de la historia. Participaron dos mil barcos, cuatro mil lanchas y once mil aviones. Soldados aliados cruzaban el canal de la Mancha hacia Normandía el 6 de junio de 1944. La operación era reconquistar el norte de Europa tras cuatro años de dominio nazi. A las 6:30 am., ciento cincuenta mil hombres, entre soldados americanos, británicos y canadienses, bajo las órdenes de Montgomery, empezaron a abarrotar las playas. Cuando comenzó el ataque, Hitler pensó que era un simulacro y retuvo fuerzas para el ataque real. Los invasores se repartieron rápidamente, casi no encontraron resistencia. A mediados de agosto, los aliados ya tenían Normandía y atravesaban Francia. El aparato de guerra nazi comenzaba a fallar. A mediados del 1944, la ofensiva aérea de los aliados había conseguido minar la producción alemana de aviones y combustible, en contraste con los británicos que producían gran cantidad de aeroplanos. Los alemanes desarrollaron armas secretas: las bombas volantes. La primera fue la V-1, que alcanzaron a Gran Bretaña en junio. Lograron matar a más de cinco mil personas. En julio, un grupo de oficiales y civiles alemanes, consternados por las derrotas en el campo de batalla y por las atrocidades cometidas, intentaron dar un golpe. Pusieron una bomba en el cuartel de Hitler en Prusia, donde resultó herido levemente. Los ocho golpistas fueron estrangulados y colgados en ganchos de carne. Otras cinco mil personas fueron ejecutadas. La segunda arma secreta fue la V-2. En Septiembre de 1944, los alemanes lanzaron la primera V-2. Rommel, el héroe de África, se suicidó y Hitler ya no confiaba en nadie. La URSS venció a los alemanes en 1944. Se liberó Leningrado. En mayo, Hitler ordenó la retirada de Rusia. Los soviéticos persiguieron a los alemanes y tomaron Albania. El 19 de agosto estalló en París un alzamiento armado. Hitler ordenó quemar la ciudad, pero el comandante de la guarnición desobedeció. El 25 de agosto, se rindió al general Leclerc. Tras cuatro años de ocupación, París era libre. Horas después, de Gaulle era aclamado, su comité de liberación nacional se había autoproclamado gobierno provisional de Francia. La República no ha dejado de existir, dijo. Acusaron y juzgaron a los colaboracionistas de alemanes. Nueve mil ciudadanos fueron ejecutados por sumario y setecientas tras un juicio. La traición fue castigada. El 5 de junio, los aliados entraron a Roma. Las multitudes aclamaron a los soldados. Florencia permaneció bajo el dominio alemán hasta agosto. Durante cinco años de ocupación alemana, se asesinó al veinte por ciento de la población polaca. A finales de julio de 1944 las fuerzas soviéticas llegaron a las afueras de Varsovia. El 1 de agosto, el ejército rebelde polaco se rebeló contra los alemanes. A los pocos días habían recuperado la ciudad. El ejército rojo se detuvo y los alemanes atacaron Varsovia. Los polacos resistieron sesenta y tres días antes de rendirse. Doscientos mil habitantes murieron, la ciudad estaba en ruinas. El 18 de octubre, Hitler ordenó el reclutamiento de todos los hombres sanos entre 16 y 60 años. En diciembre lanzó una ofensiva masiva. Invadió Luxemburgo y Bélgica, rodeando a divisiones americanas. El 23 de diciembre, miles de aviones aliados bombardearon a los soldados alemanes y sus vías de suministro. Patton liberó Bastogne.
El 3 de enero del 45, las fuerzas aliadas en tierra contraatacaron. Cinco días después, los alemanes congelados y tristes se retiraron. Murieron ciento veinte mil. En otro frente, el 20 de octubre de 1944, cien mil soldados norteamericanos desembarcaron en la Isla Filipina para establecer una base desde donde recuperar todo ese país. La batalla de tres días fue el mayor encuentro naval de la historia. Japón perdió 36 barcos y la batalla terminó con la armada imperial. En esta ocasión aparecieron los ataques kamikaze, pilotos suicidas que intentaban hundir los barcos estrellándose contra ellos. El 3 de marzo cayó Manila. Los japoneses perdían las Filipinas y, en febrero, las islas Marshall. En abril, los aliados desembarcaban en Nueva Guinea. En junio, los norteamericanos invadieron Saipan, islas Marinas. Guam cayó en agosto. Los alemanes ocuparon Hungría en marzo de 1944. Seis años antes, las autoridades húngaras se negaron a deportar judíos a los campos de concentración. Los nazis pusieron entonces un gobierno títere y los judíos de Hungría fueron despojados de sus propiedades, obligados a llevar la estrella amarilla y condenados a guetos antes de ser enviados a campos de concentración. Cuatrocientos treinta y cuatro mil judíos fueron llevados a Auschwitz, la mayoría terminó en la cámara de gas.
Cuando el ejército rojo invadió Hungría en 1945 capturó a los soldados alemanes. De 750 mil judíos, habían sido asesinados 550 mil. El 30 de abril de 1945, Hitler se suicida en su búnker en Berlín, invadido por las tropas rusas. El 7 de mayo en Reims, y al día siguiente en Berlín, generales alemanes firman la capitulación sin condiciones de todos los ejércitos del Reich Aleman. La guerra aún continuaba en el Pacífico. El 6 de agosto, un bombardero estadounidense arroja sobre Hiroshima la primera bomba atómica de la Historia, que destruye por completo la ciudad y se lleva la vida de 250.000 seres humanos. El 9 de agosto, se arroja una segunda bomba atómica sobre Nagasaki. El 14 de agosto de 1945, el gobierno japonés se rinde incondicionalmente, la pesadilla había acabado de la peor de las maneras, con la destrucción masiva.
Costes y consecuencias de la guerra
Con la capitulación japonesa, el mundo inició una nueva etapa a la que llegaba con un espectacular cambio de panorama respecto a la situación de 1939. En 1945, el mundo tenía abiertas graves heridas, la posición de cada uno de los principales componentes de la comunidad internacional era distinta y ésta pretendía organizarse de acuerdo con reglas nuevas. La cifra de muertos como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial no puede determinarse de forma absolutamente precisa pero es muy posible que llegase a alcanzar los 60 millones de personas, al menos cuatro veces más que el número de muertos producidos durante el conflicto de 1914-1918. Como es lógico, este balance debe ponerse en relación con la potencia destructiva de las armas y el carácter de guerra total que tuvo desde el mismo momento de su iniciación o en un momento inmediatamente posterior.
Si se examinan esas cifras contabilizándolas por naciones, el resultado puede parecer algo sorprendente porque alguno de los vencedores cuenta entre quienes más padecieron en el conflicto. La cifra de ciudadanos de la URSS muertos como consecuencia de la guerra se eleva a 20 millones de personas, y quizá incluso un 25% más, de los que tan sólo un tercio serían militares. Porcentualmente, esa cifra supondría al menos el 10% del total de los habitantes de la URSS, pero en el caso de Polonia los seis millones de muertos representan todavía una cifra muy superior, el 15%. En esos porcentajes se incluye la población judía de ambos países. El tercer lugar en el grado de sufrimiento producido por la guerra corresponde a Yugoslavia, cuyo número de muertos, de un millón y medio a dos, derivó de la existencia de una guerra civil en la que el componente étnico jugó un papel primordial. Estos tres países pueden ser considerados entre aquellos que resultaron vencedores en la guerra. Los demás que se alinearon en ese mismo bando tuvieron un número mucho más reducido de muertos. Francia, ocupada en su totalidad por los alemanes, experimentó 600.000 muertos, mientras que Gran Bretaña sufrió 500.000 pérdidas. La gran diferencia respecto a los padecimientos de la Primera Guerra Mundial de estos dos países radica en el número de muertos civiles. Gran Bretaña, que no los tuvo en 1914-1918, ahora, en cambio, padeció unos 60.000 como consecuencia de los bombardeos. Del conjunto de los aliados, los Estados Unidos resultaron ser los mejores parados, con 300.000 muertos, todos ellos militares. De los países vencidos en la contienda, el mayor número de muertos le correspondió a Alemania, con algo menos de cinco millones. El peso del Ejército en este número de bajas se aprecia en el hecho de que existió durante mucho tiempo un mayor número de mujeres que hombres en Alemania, todavía en 1960 existían 126 mujeres por cada 100 hombres. Dos millones de japoneses murieron como consecuencia de la guerra, una cifra inferior también en términos porcentuales. La población civil japonesa tan sólo padeció la guerra en los meses finales de la misma. Las muertes producidas por la guerra constituyen tan sólo una parte de sus consecuencias. Como resultado de la misma hubo, principalmente en Europa, 30 millones de desplazados, un tercio de los cuales fueron alemanes que sufrieron de forma directa las consecuencias de la doctrina que les había llevado a lanzarse a una nueva expansión hacia el Este. Quienes habían expulsado a la población autóctona, por ejemplo, en los Sudetes checos, se vieron, a su vez, obligados a emigrar ahora. También una cifra elevada de japoneses pasó por idéntica experiencia. Ambos países descubrieron en la posguerra que podían lograr un lugar mucho más confortable en el mundo de la posguerra renunciando a la expansión territorial e intentando un desarrollo económico que resultaría espectacular en ambos casos.
Sin embargo, por el momento la situación en que se encontraron esos dos países no tenía nada de reconfortante porque la destrucción padecida fue muy superior a la que sufrieron los beligerantes durante la Primera Guerra Mundial. En Alemania, el nivel de producción industrial se retrotrajo a las cifras de 1860, mientras que en el Ruhr, la zona más castigada, quedó limitada al 12% de las cifras de la etapa prebélica. Japón sólo se vio afectado de manera decisiva por la guerra en su fase final pero la producción se redujo en un tercio. La Flota mercante quedó reducida a una dieciseisava parte del tonelaje de 1941. Un 40% de la superficie urbana quedó destruida, como consecuencia de los bombardeos norteamericanos, especialmente destructivos cuando las bombas se empleaban ante una frágil arquitectura como la existente en el archipiélago. Pero las consecuencias de la guerra no fueron crueles solamente para los vencidos, sino también para los vencedores y ello en los más diversos terrenos. Francia, primero derrotada y luego vencedora, pudo considerar arruinadas aquellas instituciones que durante muchos años no sólo ella sino la totalidad del mundo había podido considerar como la ejemplificación señera de la libertad política. Al concluir la guerra, había muerto la Tercera República, cuyas instituciones necesitaban transfigurarse por completo para adaptarse a la realidad de un mundo nuevo. Gran Bretaña había sido quien, con su decisión durante el verano de 1940, consiguió detener el avance nazi en el momento mismo en que todo el mundo la consideraba derrotada. Nunca, sin embargo, recuperaría ni tan siquiera la sombra de su poder de otros tiempos. En los instantes finales de la guerra estaba en la ruina: su deuda equivalía al triple de la renta nacional anual y por vez primera en mucho tiempo carecía de partidas invisibles con las que compensar una balanza comercial deficitaria porque las había liquidado en los años precedentes. Poco tiempo pasaría hasta que se hiciera patente de forma abrumadora la necesidad de considerar inevitable la liquidación del Imperio. Frente a la decadencia de estas dos potencias europeas, dos gigantes estaban destinados a dominar el mundo de la posguerra. Los Estados Unidos no representaban más que un 7% de la superficie del globo, pero producían tanto como el resto en conjunto. Incluso en aquellos sectores en los que con el paso del tiempo se demostraría su debilidad relativa, como el petrolífero, el porcentaje de su producción se acercaba a un tercio de la mundial. De este modo, el mundo posterior a 1945 tenía que ser el de la hegemonía norteamericana. También fue el mundo de la hegemonía soviética, aunque ésta en realidad fue mucho más aparente que real. En efecto, por grandes que fueran los temores a su expansión, lo cierto es que la URSS había padecido mucho más que el resto de los vencedores. Por otro lado, en esta guerra, la Unión Soviética perdió el monopolio de su condición de única potencia revolucionaria del mundo: aunque eso de momento pudo parecer no tan grave. Con el transcurso del tiempo, China, y, en menor grado, Yugoslavia, se convertirían en rivales, más que en colaboradores. La URSS, cuyo protagonismo en la guerra fue decisivo, salió de ella con una convicción en su capacidad de liderazgo e incluso con el convencimiento de que podría llegar a superar a su adversario capitalista. Sólo con el transcurso del tiempo acabaría descubriendo que podía competir en el terreno militar, pero que era incapaz de hacerlo en otros campos a la larga mucho más decisivos, como el económico y el tecnológico.
Por último, hay que tratar de los cambios territoriales que tuvieron lugar en el mundo como resultado de la guerra. Este conflicto, en efecto, supuso escasas modificaciones de las fronteras, en comparación con los de otros tiempos, aunque tuviera una repercusión mucho más duradera en la configuración global del mundo. La última de las reuniones de los grandes líderes mundiales aliados tuvo lugar en Potsdam, durante la segunda quincena de julio de 1945, cuando estaba reciente la derrota de Alemania pero todavía se pensaba que la japonesa podía resultar remota. Estuvo presente Truman, sustituyendo a su predecesor Roosevelt, y, a la mitad de la conferencia, debió retirarse Churchill a quien, por decisión del elector británico, le era negado el poder de moldear el futuro, después de haber tenido tan decisivo protagonismo durante toda la contienda. Ya se ha mencionado la relevancia de esta reunión en lo que respecta a la intervención soviética contra Japón y al descubrimiento de la bomba atómica por los norteamericanos, que Stalin conocía ya. Pero Potsdam supuso también una solución a la cuestión decisiva para la posguerra, la de Alemania, que, sujeta a un tratado de paz posterior, quedó contenida en una fórmula definitiva. En efecto, se acordó hacer retroceder su frontera oriental hasta la línea marcada por los ríos Oder y Neisse y se toleró en la práctica que los soviéticos empezaran a aplicar, por su cuenta y riesgo, un plan de reparaciones sobre la parte que le había correspondido. Lo primero supuso una emigración masiva hacia Occidente de millones de alemanes y ello, a su vez, trajo como consecuencia que se abandonara cualquier veleidad de convertir a Alemania en un país exclusivamente rural. El mantenimiento de la industria resultaba imprescindible para la subsistencia de la población, por mucho que la solución citada pudiese resultar tentadora. Por otro lado, los soviéticos se apoderaron de las fábricas de su zona de ocupación en el Este de Alemania y, en muchos casos, las trasladaron a su propio país. La ausencia de sintonía entre las potencias democráticas y los soviéticos hizo imposible un acuerdo definitivo en éste y otros muchos puntos, por lo que los acuerdos sólo pudieron ser parciales, provisionales o incompletos. Se previó la existencia de una conferencia de ministros de Asuntos Exteriores, que se reunió en Moscú en 1945 y en Nueva York en 1946. En la capital francesa se suscribieron los tratados de paz relativos al Este de Europa e Italia, mientras que hubo que esperar hasta 1951 para que en San Francisco se firmaran los relativos al Japón, momento en que ya no estuvieron presentes los nuevos países comunistas. Los cambios territoriales en la Europa Oriental resultaron relativamente modestos, aunque ratificaron e incrementaron las ventajas que la Unión Soviética había logrado por los acuerdos con Hitler de 1939. Basta decir que la URSS obtuvo el Norte de la Prusia Oriental, que le proporcionaba una salida al Báltico, la Carelia finlandesa, la zona de Petsamo, que le aportaba una frontera con Noruega, y una base temporal (Porkkala) en territorio finés. Además, los soviéticos se anexaron Rutenia, el extremo oriental de Checoslovaquia. En cuanto a Italia, perdió sus colonias, que se independizaron, Libia, Somalia, o fueron incorporadas a otros países: Eritrea, a Abisinia; las islas del Dodecaneso, a Grecia.
En el resto del mundo, los cambios fueron también, en apariencia, pequeños. En el Medio Oriente, por ejemplo, Líbano y Siria lograron su independencia, mientras que la llegada de oleadas de inmigrantes judíos askenazis, procedentes de Europa del Este, tuvo como consecuencia que el Estado de Israel tuviera una condición mucho más beligerante que antes respecto a la población palestina. Lo decisivo, de todos los modos, fue el impulso inicial dado a la descolonización, movimiento un tanto contradictorio por el momento, pues a las promesas de japoneses y norteamericanos de independencia para las colonias se sumó, en esta circunstancia, la victoria de las potencias colonizadoras. De ahí que, por ejemplo, Filipinas consiguiera la independencia y que, por el contrario, los norteamericanos, después de haber apoyado la de Indochina, acabaran por apoyar el mantenimiento de la presencia francesa en aquellas tierras. Japón volvió a sus fronteras de mediados del siglo XIX, cediendo Formosa, Corea, Manchuria y las islas del Pacífico. Pero, mucho más importantes que estas nuevas fronteras territoriales, fueron las consecuencias de la división ideológica del mundo en dos partes enfrentadas.
La Factoria Historica